jueves, 3 de febrero de 2011

La Leyenda de Caissa

Dícese que esta leyenda tuvo su origen en un poema (está basado en Vida’s ‘Scacchia ludus’, en la que se le hace referencia a la Ninfa como ‘Scacchis’) de 1763 escrito por Sir William Jones. El poema trata de las proposiciones amorosas que Ares, el dios de la guerra, hizo a la musa Caissa. Ésta no mostró el más mínimo interés por Ares, que desesperado pidió ayuda a Apolo, dios del deporte (de la medicina, la luz, la música,...). Apolo creó el ajedrez para que Ares se lo ofreciese a Caissa como regalo.


Caissa como aparece en el libro de Sir Williams Jones (edición de 1810)

Popularmente la leyenda dice que: Un día la joven y bella diosa Caissa tuvo una visión perturbadora, veía que los los ejércitos del futuro eran sanguinarios y terriblemente malvados capaces de destruir la Tierra. Viendo cómo serían decidió crear un juego en el que para ganar fuese necesaria la inteligencia y el valor. En el juego participarían dos ejércitos, uno blanco y otro negro, que intentaban matarse unos a otros; y se jugaría sobre un tablero dividido en ocho casillas por lado y alternativamente de color blanco y negro. Cada ejército estaba compuesto por ocho peones, dos torres, dos caballos, dos alfiles, una reina y un rey. Los peones tenían la habilidad de andar dos casillas en su primera jugada, pero recibían una maldición que les impedía matar a los soldados enemigos que estuvieran enfrente suyo. Sólo podrían capturar a los que estuviesen en la casilla más próxima en diagonal. Las torres tenían la habilidad de enrocar con el rey, pero sólo podrían mover en horizontal. En el enroque el rey pide defensa. Anda dos casillas en dirección a la torre y esta salta por encima para ponerse a su lado. Los caballos tienen la habilidad de saltar por encima de las murallas enemigas, pero sólo podrían mover una casilla como la torre y una casilla en diagonal, y siempre alejándose. Los alfiles representan obispos y que no matan en nombre de la religión sino del rey. Por su gran crueldad reciben la maldición de poder moverse sólo por las casillas de un mismo color, en diagonal. La dama, o reina, fue hecha a imagen de una diosa, por lo que se convirtió en la pieza más poderosa del tablero. Y el rey fue creado a imagen de los grandes guerreros que habrían de surgir. El rey recibió la maldición de no poder acercarse a una casilla del rey adversario.
Tras crear el juego Caissa resolvió esconderlo para que no lo viesen y se lo destruyesen. Como no sabía cuál sería un buen lugar para esconderlo decidió elegir cualquier lugar de la Tierra. Lanzó el juego y fue a caer en la India. Cuando los indios descubrieron el juego quedaron impresionados. Intentaron jugarlo de varias maneras, pero siempre había desacuerdos entre los jugadores. Cierto día decidieron hacer algunas reglas que debían se respetadas por todos los jugadores.
Pasaron muchos años desde que Caissa había lazado el ajedrez a la Tierra, y decidió recuperar su juego para mostrarlo en su país, pero cuando supo que el juego ya era muy conocido y jugado decidió protegerlo, convirtiéndose en su musa y dejándolo definitivamente en la Tierra.


La imagen más popular de Caissa

"Al igual que todas las diosas mitológicas, ésta también exige sus sacrificios. Sus servidores son generosos: ¡cuántos de ellos le ofrecieron toda su vida!... pero los sacrificios que con más frecuencia se ofrecen a Caissa son sus propios bienes: alfiles, peones, caballos. ¡Cuántos de ellos son sacrificados para mayor gloria de la diosa! ¡Incluso las propias reinas, a veces, son entregadas voluntariamente! Naturalmente, la suerte de estas ofrendas es muy distinta. Unas cuántas son aceptadas por Caissa y entonces el ajedrecista alcanza la gloria y el reconocimiento de sus contemporáneos. Pero no siempre, ni mucho menos, estos sacrificios complacen a la diosa. Entonces, qué se le va a hacer, hay que esperar a otra ocasión..." Mihail Tal.

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